Crónica
19-ago-2004
Riogordo
" Los quita-prisas "
Otro día libre, y otro día de maure “pal” cuerpo. Los insaciables fueron
Hoy contamos con dos amigos de Juan (padre e hijo) con quienes ya se han "rejuntao" en otras ocasiones. Hoy solo tenían un par de horas así que nos acompañarían hasta Torre del Mar o Trapiche.
Las mañanas siguen asomando gloriosas, sin viento ni calor. Pero cuando llega el medio día el sol pica como una tostadora.
Hasta Torre del Mar no hubo novedad. Todo el rato controlando los cinco con los relevitos habituales. Allí nos encontramos con Sebastián de frente, pero esta vez a cuatro ruedas; hoy le tocaba currar y se perdió una ruta preciosa. Otra vez será.
El viento seguía sin asomar. Hoy la atacada se iba a trazar por Benamargosa para no cargar tanto las patorras. Normalmente los globeros llegan en 1 hora, pero hoy fueron más conservadores. De hecho, no pararon ni a coger agua. Siguieron directamente hacia el Salto del Negro. Allí calentaron con los 3 quita-prisas esos que vamos, que aunque se entre con el plato y aun siendo un clon del gran Indurain, el plato o se quita o se “espatarra” como un globero.
Luego pasaron el cruce de Comares y vino el río Cuevas (km 4 de 18). Faltaban unos 6 toboganes (por llamarlo de alguna manera) de entre 500-2.000 metros de longitud y con cierta pendiente simpática, y unos 5 tachuelas de corta distancia pero también cuenta para maurar al globero por completo. Alfonso y Rafa en esta ocasión no se escaparon. Fueron todo el rato disfrutando del viaje, sin metas volantes ni otras maniobras al uso. Juan reguló como él sabe, aflojando en las subidas y aprovechando los dientes en las bajadas para estar siempre en contacto. Con esta suavidad llegaron a Río gordo en 2:20 h. sin agotar ni el agua ni las fuerzas (y sin parar en Benamargosa).
En Río Gordo pararon (por indicación de un paisano) en el bar más cutre que se pueda vez. Cuando pidieron algo de comer, dijeron que no tenía ya que estaban haciendo “la horchata por estos calores, y que no se podía estar en tó...”. Menos mal que los globeros se no habían “herío” a cuchillo, porque si no a Rafa no se vuelve a su pueblo sin un mísero bocata en la panza esa que tiene.
La vuelta fue por el mismo sitio para evitar el tráfico. Además, esos toboganes que fueron contando a la ida en alrededor de 1 hora, a la vuelta se quedó en 30 minutos.
En Trapiche pararon. Allí seguro que no faltaría ni gloria. Bocata para todos y cervezas también: ¡¡¡ hurraaaaaa por el macarerooooooo !!!
El remate (25 km) era algo doloroso. Con 75 km en las piernas, el sol de agosto apretando y el viento en contra hasta la meta, fue la parte más desagradable del recorrido. En Torre del Mar había mucho tráfico, y es que allí no era fiesta como en Málaga. Juan estaba justo, pero todavía se atrevía a dar relevos.
Al final salieron 4:22 h para unos 100 km, dando una media de 23,7 km/h (y eso que fueron de pic-nic). Contando con los descansos, para las 13:15 h habían terminado los deberes.
Cronista: Rafa.